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Conductas desviadas de niños y jóvenes



Una niña de 11 años da a luz, fue embarazada por un hermano de 13 o 14. Otro pequeño ha sido violado, sodomizado, por otros niños, al parecer en el colegio en hora de recreo, son dos sucesos que han saltado a los medios pero no serán casos aislados, lo mismo que la violencia que ejercen unos niños sobre otros, alumnos acosados por sus compañeros hasta amargarles la vida, que no queda solo en palabras sino en agresiones y palizas que son grabadas por el móvil de algunos para presumir de ello.

Que niños de corta edad o al borde de la pubertad hagan estas barbaridades pienso que se debe al desmadre que padecemos. ¿Dónde aprendieron los niños en edad escolar estas prácticas? Sin duda en las redes sociales, el internet, la tele o el móvil que ofrece sin cortapisa pornografía, pedofilia y fornicación, sin nadie que vigile lo que hacen con estos aparatos nuestros hijos.

De vez en cuando nos dicen que han detenido a personas que almacenaban en internet fotografías de contenido pedófilo. ¿Cómo consiguieron tales fotos?

 Antes una fotografía necesitaba un proceso largo para revelarla, pero con la tecnología actual las fotos y su difusión, vía whatsApp,  son instantáneas, cualquiera puede autorretratarse o retratar a otros y enviarla de móvil a móvil, sin posibilidad de controlar la cadena de personas que las verán.

Establecer contactos con desconocidos que pueden ganar su confianza, es un riesgo del que no son conscientes la mayor parte de los niños que utilizan el móvil sin control alguno. Muchos padres caen en la trampa que les tienden sus hijos con aquello de “todos mis amigos lo tienen” y para que no se sienta desgraciado por ello, pues ponen en sus manos un arma peligrosa.

Hay que tener en cuenta además que la corrección paterna se ha devaluado hasta hacerla imposible. Lo mismo que la amenaza de la mujer a su pareja: “si te denuncio por malos tratos te vas a enterar”,  los niños también esgrimen la misma amenaza: telefonear a determinado número y acusar a los padres.

Niños y jóvenes inimputables cometen verdaderos delitos, incluso de sangre, van a parar a los centros de acogimiento (antes se llamaban reformatorios), creados por cada comunidad autónoma en los que, al convivir mezclados, refuerzan sus malas inclinaciones y no se reforman de ninguna manera. Los funcionarios que los tienen a su cargo tienen pocas posibilidades de educarlos y bastantes de ser agredidos y burlados.

El alcohol, las drogas y el sexo se ofrecen constantemente a la juventud desde la niñez e incluso hay instituciones que creen positivo el reparto de preservativos o las instrucciones sobre cómo utilizar las drogas, como ha hecho un importante ayuntamiento.

Para mayor confusión hay los que siguiendo las consignas de la ideología de género están introduciendo en la mente de los niños que el sexo es algo que puede cambiarse a voluntad, decidir si se quiere ser niño o niña con independencia del que realmente tenga desde su nacimiento, obligando a tratar a niños como niñas y viceversa si muestran estas tendencias y castigando a quienes quieran evitarlo.

Es el resultado de perder velozmente los valores morales, éticos y religiosos que pueden orientar la vida de las nuevas generaciones en nombre de una falsa modernidad que está dando como resultado sexualidad desenfrenada, violencia y vicio.

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